sábado, 22 de abril de 2017

S.O.S


¿Alguna vez has sentido que estás como perdido dentro de la iglesia? ¿Esa sensación de que aunque seas líder o estés sirviendo en algún ministerio, tú mismo no te encuentras dentro de la iglesia? Aunque hayas aceptado a Cristo en tu corazón y él haya restaurado tu vida (no lo dudo), sientes que te encuentras en un laberinto que no tiene salida. Intentas agradar a Dios, servirle, honrarle, pero sigues atado al pecado que no te deja seguir adelante. Se ha vuelto un círculo vicioso donde logras escapar por un momento, pero tienes nuevas recaídas.
Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido así, y puedes preguntarte ¿cómo voy a estar perdido si ya acepté  a Cristo en mi corazón? ¿Cómo es que una y otra vez cometo los mismos errores? ¿Acaso nunca podré superar esta situación? ¿Acaso no habrá escapatoria? Es probable que te hayas hecho estas preguntas una y otra vez y muchas veces gritaste ¡BASTA! ¡YA NO LO HARÉ MÁS! Pero te queda una sensación de culpa, frustración, tristeza, con un arrepentimiento a medias, pero sin una verdadera libertad.
Pero ¿dónde radica realmente el pecado? Nace en nuestro corazón. Con el tiempo nos seduce y finalmente caemos (Santiago 1:14-15). Por lo tanto, nuestra santidad debe empezar en nuestro corazón: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23). Es hora de comenzar a hacer cambios en él, de esta manera podrás ver cómo las tentaciones son vencidas una a una.
Dios tiene un propósito contigo, él está interesado en tu corazón. Quiere que te mantengas santo, pero en una verdadera santidad, no simple apariencia porque eres cristiano u ocupas un lugar dentro de una iglesia; él quiere que tengas dominio propio en medio de las tentaciones y que te mantengas santo cuando nadie te ve. Él te invita a que guardes cada detalle, los externos e internos, tu cuerpo, mente, alma y corazón, que estén sujetos a su dominio. (I Pedro 1:15).


Estoy convencida de que todos en nuestro interior hemos tenido un grito de ¡AUXILIO! atorado entre el pecho y la garganta, pero no lo hemos gritado por temor a ser juzgados, señalados o etiquetados por nuestros pastores, líderes o mentores. Es importante que reconozcas que estás metido en un problema del cual no has podido salir, que aunque ya lo has intentado de muchas maneras con ayuno, oración, promesas que le hiciste a Dios, nada de esto dio resultado, por lo tanto, es necesario que busques ayuda. La Biblia dice “Temer al Señor: ¡eso es sabiduría! apartarse del mal: ¡eso es discernimiento!…” (Job 28:28). Todos necesitamos un líder o guía espiritual para caminar hacia Dios, una persona con quien compartas todos los detalles de tu vida, es decir, un confidente que te dará palabras de ánimo, te confrontará, corregirá y te acompañará en este proceso de recuperación.
Cada día libramos una batalla, nos enfrentamos a un nuevo gigante o quizás el mismo que nos ha atormentado durante tantos años, pero quiero decirte que en esta batalla no te encuentras solo. Te entendemos pero más que entenderte queremos ayudarte, ¿por qué? Porque necesitas a alguien que pelee hombro a hombro contigo (Gálatas 6:2), porque mejor son dos que uno, porque si uno cae, el otro lo levanta (Eclesiastés 4:9-10). Satanás quiere que te aísles, que estés solo para atormentarte con pensamientos de culpa y que en esos momentos de debilidad vuelvas a caer, él definitivamente no quiere que seas libre.
Si estás perdido, queremos mostrarte la salida. Dios es un Dios de segundas oportunidades. Busca sus brazos de amor y perdón, déjalo obrar en tu vida. Juan 8: 11 dice: "Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más". Estamos dispuestos a escuchar(o en este caso leer) esos gritos de auxilio que brotan de tu alma. Si Jesús dijo ni yo te condeno ¿por qué vamos a hacerlo nosotros? Insisto, no queremos juzgarte, todos hemos pasado por circunstancias como la tuya y por esa misma razón sabemos que necesitas ayuda.

Nos leemos en la web...

domingo, 16 de abril de 2017

¿Qué te detiene?

Realmente no sé cuáles son las circunstancias que te traen a leer las palabras de este humilde servidor, sólo sé, que si estás aquí conmigo, pues lo menos que puedo hacer entonces es contarte como nació todo esto.
Sabes muchas veces yo me encontré viendo alguna página en Internet, tratando de distraerme; eran tiempos en los que poco me interesaba acercarme a Dios o lo que tenía para mí, aun asistiendo a una determinada iglesia (Indiferentemente de la denominación) no pensaba que Dios tendría “grandes” planes conmigo, me gustaba ayudar en lo que podía sin comprometerme tanto, simplemente vivir libremente sin que me ordenaran que hacer.
Era algo más joven e imprudente, pero no era mal chico - xD - Y pues en ese caminar de mi descubrimiento en el Internet conocí la pornografía, me di cuenta que estaba a mí alcance, era gratuita, me generaba placer, y podía accesar a ella cada vez que quisiera.
Puede sonar como una tontería o parecerte una estupidez, ver pornografía es usual hoy en día y actualmente se encuentra más a la luz pública que cuando era adolescente, pero así de ligero como suena inicio un ciclo de adicción a la pornografía y consecuentemente a la masturbación que se arraigaría en mi vida por más de 10 años.
Al principio no había tanto alboroto porque todos los jóvenes de mi edad lo hacían 1 a 2 veces por semana, sin embargo con el pasar del tiempo se convirtió en algo esencial, distorsionó mi manera de ver a las mujeres y mis relaciones interpersonales, al punto que llegaba a masturbarme varias veces al día para poder concentrarme.
Ahora tu pensarás que soy un pervertido, y bueno, no te culpo - xD -, sin embargo este problema es más frecuente de lo que imaginarias, sólo que es algo difícil de confesar, créeme, lo sé. En medio de mi adicción inicie buscando ayuda a través de personas a mi alrededor, sólo que para mí un joven criado en una iglesia este no era un pecado fácil de confesar, así que limitaba eso la cantidad de personas a las cuales podía acudir sin temor a sentirme juzgado o señalado.
Ya te estoy llevando al grano, sigue que no tardaré mucho más de lo que se tarda en cargar un vídeo de Facebook jajaja - ;) - 
Con el pasar de los años me convertí en una persona adulta, y en el momento que la decisión de seguir los pasos de Jesús llamó mi puerta, me fue necesario dejar atrás todo aquello que me impedía hacer lo que le agrada a Dios. Fue entonces que decidí emprender el camino hacia la santidad, me cuesta tiempo, dedicación, y una batalla que continúa día tras día hasta el sol de hoy, pero que disfruto con cada nueva mañana de libertad, sé que Cristo restauró mi corazón y hoy disfruto mi vida al máximo.
En esta tónica cierto día entre al internet y note algo, quizás no hubiera ido tan lejos si hubiera acudido a alguien antes, alguien que me ayudara a liberarme de esta carga sin que jamás me hubiera señalado o juzgado. Fue entonces el Señor puso una idea en mi corazón, una idea que quiero que emprendamos juntos y es el porqué de todo este proyecto.
Hemos creado este espacio virtual porque creemos que todas estas dificultades que te detienen de vivir tu vida al máximo no pueden permanecer en pie, estamos dispuestos a escuchar (o en este caso a leer xD) todo aquello que tengas que decir, realmente queremos estar ahí para ti, queremos ayudar a llevar tus cargas (Gálatas 6:2-3) y establecer nuevamente puentes de Amor con Dios, en este espacio virtual la crítica no existe, no vas a ser juzgado, nadie te va a señalar, sólo queremos apoyarte en medio de tus dificultades.
Es nuestro más profundo deseo pelear cada batalla contigo, ser tu amigo/a, y darte herramientas para emprender tu camino de vuelta al propósito por el cuál estas aquí, porque créeme que lo tienes, es único y vale la pena.

En fin es lo que quería decirte, no importa de dónde seas, si eres hombre o mujer, si tus problemas son como lo fueron los míos o son totalmente diferentes, no importa lo graves que consideres que son, estamos aquí, y lo estaremos siempre que lo necesites; ya sea que nos envíes un correo, nos escribas al Facebook, Instagram, etc., o a través de cualquier otro medio, será nuestro placer saber de ti.