lunes, 10 de julio de 2017

Limpiando el Corazón



Para empezar quisiera hacerte una pregunta ¿desde cuándo no realizas una limpieza profunda? De esas en las que tienes que revisar hasta el último rinconcito de tu casa, habitación o automóvil. A veces, resultan ser agotadoras, pero una vez finalizada nos dejan con una sensación de pulcritud, de espacio y el lugar queda como con un aire nuevo. Sé que esas son cosas que realizan más las chicas, sin embargo, creo que los chicos también han tenido que ser parte de una.
Antes de empezar de lleno con el tema, te contaré sobre algo que me ocurrió hace unos días y que me dio pie para escribir este artículo. Desde que soy una niña aproximadamente 9 años, tomé como pasatiempos pintar, hacer manualidades, y entre otras cosas como esas, desde entonces hasta la fecha (¡ojo! ya no soy una niña ahora soy una jovencita) he venido acumulando materiales que creo puedo utilizar a futuro (y créanme que sí los utilizo), todo lo tengo debidamente ordenado y almacenado. Es por ello, que un día mientras limpiaba minuciosamente mi casa, me topé con una caja que estaba llena de cosas que tenían mucho tiempo sin utilizar; habían herramientas, juguetes, materiales de manualidades, cuadernos, etc. Creo que ninguno en casa se percató de que eso estaba ahí, almacenado en un rincón de la casa. Saqué todas las cosas para limpiarlas y botar aquello que no me parecía útil, muchas cosas las boté sin piedad pero cuando llegué a los materiales de manualidades no quería botar nada y ya saben por qué jaja, en ese momento cuando me tocada decidir qué materiales debía dejar y cuales desechar, me quedé en blanco. Sabía que muchas cosas que se habían dañado por el tiempo, la humedad, los bichos, etc. pero una parte de mi decía “este pedacito de tal cosa podría ser útil”, y luego la otra parte decía “tienes mucho de eso almacenado ¿para qué vas a seguir guardando algo que no sirve?” Parece una bobería pero me costó bastante deshacerme de varias cosas que encontré, hasta que finalmente decidí desechar aquello que no servía.
¿A dónde quiero llegar con todo eso? Esa limpieza minuciosa me hizo pensar que muchísimas veces sucede lo mismo con nuestra vida espiritual, hay cosas que hemos acumulado en nuestros corazones durante días, semanas, meses y hasta años que no son útiles, que no agradan a Dios y que incluso, nos hacen daño. Así mismo, como esa vieja caja que tenía mucho tiempo siendo ignorada, nosotros guardamos en nuestras vidas cosas que no están bien y decimos “esto que estoy haciendo no está tan mal como parece”, “nadie va a saber que estoy haciendo tal cosa”, “este sentimiento no parece que está tan mal” entre otras frases, acumulamos tanta “basura” y tratamos de ignorarla, pero en el fondo de nuestros corazones sabemos toda la suciedad que hemos venido guardando en él, y nos encontramos en un dilema de querer desechar pero a la vez guardar ese pecado oculto, ese vicio, esa adicción, esa falta de perdón, ese rechazo, ese mal carácter, ese rencor, etc. Pero ¿por qué ocurre esto? Porque hemos pasado tanto tiempo al lado de ese “problema” que ya nos acostumbramos e ignoramos lo más que podamos para sentirnos “mejor”. Sin embargo, mi querido amigo déjame de decirte que eso no te hace ningún bien, la suciedad atrae más suciedad, además atrae bichos que dañan lo que aún está bueno y contaminan; tener tantas cosas acumuladas limita el espacio de poder obtener cosas nuevas, y eso es lo que quiere el enemigo, que permanezcas con un corazón sucio para el dañar, corroer y contaminar y que además no tengas espacio para disfrutar a plenitud las bendiciones que Dios tiene para ti.
En la Biblia encontramos una historia bastante particular, de un hombre que llevaba mucho tiempo siendo paralítico y que por su condición no podía entrar en el estanque de Betesda y ser sano (Juan 5:1-15). Jesús se topa con él y le pregunta ¿Quieres ser sano? ¡Bendito Dios! Parece una pregunta bastante tonta no? Si un hombre que lleva 38 años en esa condición creo que queda más que claro cuál sería su respuesta, un eufórico ¡si, si quiero! no estaría mal, sin embargo, lo que responde es: …no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. (Juan 5:7). Probablemente él no sabía quién era la persona que le estaba haciendo la pregunta, y puedo inferir que ese fue el motivo de su respuesta en vez de un sí, sí quiero.
De igual manera, Jesús te hace la pregunta hoy ¿quieres ser sano? Él te está esperando con sus brazos abiertos llenos de amor para ti, él quiere restaurar tu vida, que juntos puedan sacar toda esa basura que hay en ella pero tú, ¿realmente quieres? O, ¿estás tan acostumbrado a ese problema que te resistes al cambio? Tú debes tomar la decisión de empezar una vida diferente hoy, Jesús se encargará de todo lo demás. (Salmos 51:10)
Continuando con mi historia, hubo algo que también me llamó la atención de la limpieza que estaba haciendo. Además de los materiales de manualidades también encontré unos juguetes de mi sobrino con los que jugaba cuando estaba muy pequeño, los saque y limpié y los coloqué junto con los otros juguetes que él tiene en mi casa. Cuando vino a visitarnos y los vio estaba asombrado, decía ¡mis juguetes, mis juguetes, yo recuerdo estos juguetes, los recuerdo, jugaré con ellos! Eso me hizo reflexionar sobre las cosas que almacenamos en nuestro corazón, sean buenas o sean malas, están en el mismo sitio bien guardadas. Puede que haya basura en nuestro corazón pero estoy segura que también tenemos esas cosas buenas que hemos leído en la Biblia, que hemos escuchado en la iglesia, que hemos aprendido en nuestra vida como cristianos, esas cosas también hay que sacarlas, desempolvarlas y en vez de jugar con ellas como lo hizo mi sobrino con sus juguetes, debemos ponerlas en práctica. No todo es tan malo en una limpieza, sé que esos frutos del Espíritu todavía están por ahí escondidos en un rincón de tu corazón, te invito a que leas Gálatas 5: 22-26.
Te invito a que hagas una limpieza a tu corazón, tú mejor que nadie sabes qué cosas tienes almacenadas en él, permítele al Espíritu Santo que lo escudriñe tu y pueda sacar todas las cosas que no le agradan. No te aferres a lo viejo, a lo cotidiano, a las cosas que vienes haciendo una y otra vez y sabes que están mal, suéltalas y respira un aire puro, limpio y agradable y dale la bienvenida a las cosas grandiosas que Dios tiene para ti.
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”. Salmos 139:23-24
Te recordamos que estamos a tu completa disposición para ayudarte, puedes escribirnos a nuestras redes sociales y ponerte en contacto con nosotros.

Nos leemos en la web…

jueves, 29 de junio de 2017

Esclavos en el siglo XXI




Hace algunos días terminé de leer el libro de Éxodo y aunque lo he leído varias veces, en esta oportunidad me enseñó cosas nuevas que quisiera compartirles. En este libro pude encontrar diversos sucesos que me hicieron reflexionar en varios aspectos de mi vida, así como también recordé que en reiteradas ocasiones he sido como el pueblo de Israel.
Creo que desde que me han contado esta historia siempre he dicho que los israelitas de ese momento eran unos cabeza dura, pero yo personalmente, he terminado siendo igual que ellos. Les cuento un poco mi historia para que entiendan…
Hace un par de años atrás conocí a un chico cristiano. Él era líder de un ministerio que había en mi iglesia y al cual yo pertenecía. Aunque él no era de mi ciudad, nos hicimos amigos en la distancia, nos veíamos cada vez que el venía a la iglesia, compartíamos con los otros chicos del ministerio, salíamos como buenos amigos y con el paso de los meses- años la amistad cambió y terminamos “gustándonos”. Él viajó hasta mi ciudad para decirme que yo le gustaba y bla, bla, bla todas esas declaraciones que hacen los chicos jaja. En ese momento, aunque el chico me gustaba, yo no estaba segura de lo que sentía por él, ni de lo que el sentía por mí, y mucho menos si él era la persona que Dios quería para mí. Por tal motivo, lo que hicimos fue darnos un tiempo donde nos conoceríamos más y “oraríamos” buscando confirmación de Dios sobre la relación. Pasamos un año así, y durante ese tiempo él se transformó en una persona totalmente diferente, se volvió controlador, posesivo, amargado y ya no era el “cristiano” que había conocido al principio. Pese a todas esas cosas que no me agradaban de él, increíblemente me seguía gustando y estaba convencida que con el tiempo el volvería a ser la persona de antes. Aunque en mi corazón sentía que lo que estaba haciendo no era lo correcto, que esa relación no llegaría a nada y que él no era la persona que Dios quería para mí, yo seguía empeñada en mantenerla, incluso oraba a Dios para que lo cambiara, pero no era un cambio para su bien sino para que Él se diera cuenta que si era una gran persona y lo aceptara para mí. Durante ese tiempo, cada vez que le preguntaba si oraba por mí y por la relación, respondía con sinceridad que no lo hacía, pero yo si oraba por él y oraba tanto que no escuchaba lo Dios quería decirme o mejor dicho, yo no quería escuchar a Dios. ¿Ven? Tan cabeza dura como los israelitas. Ya les cuento un poco más…
Un pueblo que pide ¡libertad!
Me gusta como dice el verso 25 de Éxodo 2  “Y miró Dios a los hijos de Israel, y conoció su condición” Wow! Me encanta saber que Dios conoce nuestra condición, él conoce como está tu corazón, él conoce de qué necesitas ser libre. Pero, así como lo hicieron los israelitas, debes acudir ante él, expresarle cómo te sientes y cuál es la libertad que tu corazón necesita.
Yo era esclava de una relación tóxica que no me dejaba avanzar. De muchas maneras Dios habló a mi vida para que dejara esa relación, él quería hacerme libre. Me habló a través de su palabra, de predicaciones, de pastores y líderes, y hasta con mi lista de mi chico ideal podía darme cuenta que el no cumplía con muchas características importantes. Incluso, mucho antes de conocerlo le había pedido a Dios que sucediera “algo” cuando apareciera la persona que él tiene para mí, es como una señal que le pedí, y ese “algo” no sucedió; aunque lo había olvidado, Dios me hizo recordarlo para confirmarme una vez más que él no lo tenía como esposo para mí.
Después de varios meses atada, menos mal que no fueron 400 años como los israelitas jajaja. Decidí renunciar a eso y elevé ésta oración a Dios: “Dios mío, yo sola no puedo terminar con esta relación, te pido que lo saques de mi corazón, haz que suceda algo que me decepcione a tal punto que lo saque de mi vida” y ¡caramba! Dios escuchó mi clamor y conoció mi condición. Para hacerles la historia corta, el chico resultó ser un mentiroso, él estaba saliendo con otra chica de otra ciudad al mismo tiempo que conmigo, llevaban meses juntos, decidieron casarse dos meses después de enterarme que eran novios. Ahora, ¿cómo me enteré de todo eso? Luego de que elevé esa oración, Dios hizo de las suyas, la verdad salió a la luz. Me decepcioné tanto del chico, que me hizo libre de esa relación tormentosa…
Por fortuna hace muchísimo tiempo que se abolió la esclavitud, pero el pueblo de Israel vivió aproximadamente 400 años siendo esclavos y oprimidos en Egipto (Génesis 15: 13-14) sin embargo, Dios escuchó su clamor y los hizo libres.  En la actualidad todavía existen personas que son esclavas de un vicio, de la lujuria, de los malos pensamientos o hábitos, de la mentira, de una relación tóxica; si continúo no me alcanzará el espacio, la lista es bien larga. Ahora te pregunto, eres tu uno de esos esclavos de este siglo?
Hay algo que me llamó mucho la atención al leer el libro de Éxodo, y es la manera en que Dios le daba instrucciones claras a Moisés de cómo iba a dirigir el pueblo de Israel; de igual manera lo hace hoy en nuestras vidas, pero… estamos dispuestos a escuchar su voz? estas dispuesto a obedecer lo que te ha dicho? O se encuentran en una situación como la que enfrenté, donde no quería ni escuchar ni obedecer lo que Dios me alertaba. Para ese momento Moisés tenía la tarea de pedirle al faraón que liberara al pueblo de Israel para ir a servir, orar y adorar al verdadero Dios; de la misma manera sucede con nosotros, cómo podemos servir, orar y adorar a Dios con libertad mientras hay algo en nuestras vidas que nos oprime y esclaviza. Dios quiere darte de su libertad hoy.
Gosén, un lugar apartado.
Gosén (lugar de pasto), era el lugar donde habitaban los israelitas. Estaba en el lado oriental del Nilo y se extendía del Mediterráneo al mar Rojo. No era cualquier tierra, era una sección excelente de Egipto y estaba admirablemente adaptada para hatos y rebaños de Israel, un lugar amplio donde los israelitas podían crecer maravillosamente. El Nilo los separaba del resto de Egipto y lo hizo ser un pueblo separado.
A pesar de que Dios envió 10 plagas sobre Egipto, los israelitas salieron ilesos de ellas, Dios los resguardó y no permitió que sufrieran (Éxodo 8: 22; 9: 4, 26; 10:23; 11:7). De igual manera, Dios quiere resguardarnos de las plagas del mundo, de aquello que asedia nuestra mente y no nos permite avanzar y no solo eso, quiere que vivamos en paz y tranquilos disfrutando de sus bendiciones, tal y como lo hacían los israelitas en Gosén.
Así como el pueblo de Israel vivían en un lugar apartado, Dios nos invita a que nos apartemos (sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. 1 Pedro 1:15-16). Ser santo es apartarse del mal, de lo incorrecto, de lo inmundo. Cuando Cristo nos salva y nos hace santos, apartados para Dios, él también nos separa del amor natural que tenemos al mundo y al pecado, y nos faculta para vivir una vida en comunión (Romanos 9). Somos santos porque Dios no ha hecho santos en Cristo, y somos santos porque en nosotros comienzan a darse las evidencias de una vida renovada.
Dios quiere compartir su santidad con nosotros, que nos apartemos de todo lo que a él no le agrada y permitamos que su santidad viva en nosotros.
¿Esclavitud o libertad?
Después de pasar todas las plagas, finalmente el faraón decide dejar libre a los israelitas, pero ellos al verse atrapados entre el imponente Mar Rojo y los egipcios que los perseguían, comienzan a quejarse y a decir que era mejor quedarse cómo esclavos en Egipto. Es a partir de este momento que digo que el pueblo de Israel eran unos cabezas duras. No solo esa vez se quejaron, sino muchas más, cuando estaban en el desierto que no tenían alimento, que no tenían agua, etc.
Me pregunto cómo es posible que el mismo pueblo que vio la diez plagas, que cruzó en seco el Mar Rojo y que Dios protegió de tantas formas en el desierto, se queje tanto? La infidelidad del pueblo debe alertarnos a nosotros que también podemos ser infieles ante Dios. Debemos estar siempre conscientes de lo que Dios ha hecho por nosotros, cómo ha transformado nuestras vidas. Que nuestra pasada esclavitud nos inspire a siempre permanecer libres en Dios. Además, esto también nos enseña que la fidelidad de Dios es grande y que lo que el promete lo cumple. Dios les prometió llevarlos a la tierra prometida y aunque fue un pueblo de dura cerviz (Éxodo 32:9), infiel y quejumbroso, Dios cumplió su promesa con ellos.


Para terminar mi historia, luego de la mala experiencia que viví, apareció otro chico en mi vida que intentó reparar el daño que había dejado el otro. Y ustedes dirán seguiste con la misma situación? Si, seguí, les dije que era una cabeza dura como el pueblo de Israel? El mismo mes que me enteré que el otro chico se casaba conocí a uno nuevo. Él si era mi chico soñado, tenía todas las cualidades de mi chico ideal excepto por… no era cristiano, no amaba a Dios como debía ser, pero eso no me importó mucho. Para ese momento estaba enojada con Dios, lo culpaba por lo que me había sucedido, además, estaba enojada conmigo misma, tenía baja autoestima, estaba decepcionada de los cristianos en especial de los hombres; realmente no estaba lista para afrontar una nueva relación, pero como recita el dicho “un clavo saca otro clavo” y en ese momento ese era mi lema. Me volví una persona mala, diferente, quería vengarme de los hombres y, aunque fui clara con el muchacho, el acepto ser el clavo que necesitaba en ese momento.
Ven que si me parecía a los israelitas? Ellos acababan de ser liberados y ya querían volver a ser esclavos, así pasó conmigo, Dios acabada de librarme cuando ya quería volver a estar atada. Aunque no fui novia de ese chico, durante el tiempo que salimos puedo decir que no fue una relación tormentosa, como les dije era el chico soñado, todo lo contrario al anterior, pero en varias ocasiones fui injusta y mala con él. Durante ese tiempo me aparté de Dios, ya no oraba ni leía la biblia, dejé de asistir a la iglesia, ahora frecuentaba discotecas y sitios nocturnos. Me refugié en el hombre, en vez de refugiarme en Dios y terminé perdiéndome. A pesar de todo lo que viví, Dios me hizo comprender que si un chico que no lo tiene a Él en su corazón y tiene tantas cosas positivas, buenos principios, es decir, todas esas características que quiero de un hombre, me hacía sentir amada, valorada y respetada, ¿cómo no lo va a tener un hijo suyo?, cómo no lo va a tener un chico que ame a Dios completamente?
Hoy ya soy libre de las relaciones dañinas. He encontrado perdón y libertad en Dios. Me perdoné a mí misma y al chico que me hizo daño, me reconcilié con Dios, y ahora es el centro de mi vida. Entendí que todo lo que había ocurrido era producto de mi terquedad, de mis malas decisiones y desobediencia. He comprendido que Dios es todo lo que necesito, el me completa; me quiere apartada para él, quiere que sea santa emocional, física y mentalmente. Ahora espero pacientemente lo que él tiene reservado para mí. Hice un nuevo compromiso con Dios, y así recita:
 “Convencida de que el verdadero amor espera hoy hago un pacto con Dios, conmigo misma y con mi futura familia, de vivir en santidad, con una vida sexualmente pura, y esperar a la persona que Dios tiene guardada para mí, confiando en su buena, agradable y perfecta voluntad”
Yo he sido libre de mi esclavitud y no quiero volver a ese Egipto que representa mi pasado. Dios una vez más me dice no seas una cabeza dura, quiero darte lo mejor, y como sé que el cumple sus promesas espero confiada en él. Ahora sí escucho su voz, cuando estoy frente una circunstancia difícil clamo a él y sé que él me escucha y conoce mi condición.
Y tú de qué necesitas ser libre hoy? Prefieres seguir siendo esclavo?
Puedes escribirnos, estamos a tu completa disposición para ayudarte. Dios quiere liberarte hoy.

Nos leemos en la web…

jueves, 8 de junio de 2017

Culpable o Inocente ¿?

         

           
            Muchas veces en nuestro día a día no somos capaces de vencer nuestros malos deseos, no queremos pecar pero se nos desliza entre los dedos aquellas cosas que sabemos no le agradan a Dios y comenzamos a sentir vergüenza de que siempre son las mismas circunstancias las que terminan alejándonos de Jesús.
Sin embargo ocasionalmente realizamos un tiempo de dedicación exclusiva a Dios, ya sea tomando un par de días de ayuno, orando desde mucho antes de que raye el alba o incluyéndonos en servicio a los necesitados con las personas de tu iglesia y/o fundación benéfica, pero es mi deber preguntarte ¿Existe en ti la motivación correcta para seguir al Señor?
Quien te escribe se consideraba inocente en su momento, inocente en que la motivación en mi corazón era la correcta al 100%, esto antes de entender a profundidad lo que Dios quería decir cuando hablaba de la Gracia y su favor para conmigo; ya que entramos en el tema tengo algo de tiempo queriendo hacerte una pregunta, ¿Eres merecedor de la gracia de Dios aún más cuando oras y mucho menos cuando pecas? Quizás tu respuesta sea la misma que la mía y consideras que no merecíamos el favor de Dios y es igual para todos, pero cuando ví mis hechos me di cuenta que no se reflejaba esto en mi vida.
Como todo joven consideré que era pertinente hacer un voto de pureza en mi vida, me limitaría a cumplir reglas que me harían mantenerme puro y no errar en mi caminar con Dios, sin embargo recientemente fueron abiertos mis ojos a una verdad, algo que cambio mi manera de ver la pureza, y esta verdad vino en forma de pregunta, ¿Busco al Señor para sentirme puro o para ser puro? Sabes de entrada pensé que el 100% de mi ser buscaba al Señor para ser puro, sin otra agenda de por medio, pero (y no todo pero es malo xD) al ver que siempre que cometía los mismos errores al pecar, también cometí los mismos errores al tratar de “enmendar” dichos errores.
Convengamos algo, en 1era Tesalonicenses 4:7 (NTV) dice: “Dios nos ha llamado a vivir vidas santas, no impuras” al leer esto estamos al tanto de lo que Dios demanda de nosotros, sin embargo quiero recordarte lo que hablábamos de la motivación correcta, ¿es la nuestra verdaderamente correcta? Te puedo decir que la mía en su momento no la fue. Quería dejar atrás los problemas de masturbación, fornicación, pornografía, etc. y mis actos de acercarme a Dios lograban alejarme de esto, pero inmediatamente me alejaba de Dios reincidía en mis errores, ¿Cuál era mi error? Sencillamente quería sentirme puro, no comprometerme a serlo con la medida de Dios.
Por eso cuando oraba 1 semana seguida a las 3 o 4 de la madrugada trataba de comprar paz interior; sí, mi motivación era agradarlo en su mayoría, pero aunque sea en una muy pequeña parte quería sentirme santo, sentirme puro, como que ya la cuota de hoy había sido llena, de manera de que podía tener paz y gozo; ojo, no pecando sino que en mi comunión continua con el Espíritu Santo podía descansar durante el día, y en el momento que fallaba en dicho horario la culpa era la primera en tocar mi puerta.
Allí se fundamentó mi error, la base que hacía que mi estructura cayera por mi pecado todas las veces que intente hacer las cosas por mi fuerza, no podemos buscar la pureza para limpiar nuestra conciencia, no podemos lograr a través de nuestras reglas alcanzar la perfección, dependemos de Dios, debe ser nuestra búsqueda por el algo que surja de nuestro corazón, no por medios para alcanzar un fin; en 2da de Tesalonicenses 2:13 (NTV) dice: “…Siempre estamos agradecidos de que Dios los eligió para que estén entre los primeros en experimentar la salvación, una salvación que vino mediante el Espíritu –quién los hace santos- y por creer en la verdad”  
Sencillamente no podemos buscar a Dios para limpiar nuestra conciencia, debemos buscarlo por su amor, su capacidad de perdonarnos en todas nuestras fallas, ese día que pude apreciar totalmente esta verdad, sentí libertad, sentí no que podía pecar libremente, para nada, sino que podía fallar al vivir una vida santa, al lector de estas sencillas y sinceras palabras le digo, ¿No te parece que es más fácil equivocarse al vivir una vida buscando la santidad y la pureza que simplemente dejándote llevar por tu pecado? Por supuesto, entonces no te condenes, tu perdón hacia ti mismo no es más importante que el de Dios por tus errores, levanta tu rostro, ten ánimo, que lo que Dios limpio no puede ser llamado inmundo.

Mi consejo para finalizar este post es simple, se libre, ¿Cómo? Busquemos a Dios por su amor, dejemos que su Espíritu obre en nosotros, pues sólo El puede hacernos santos. Espero que puedas estar en contacto con nosotros, es nuestro objetivo ayudarte a restablecer tu comunión con Dios, a lograr que dejes atrás aquello que te condena, todos pasamos y seguiremos pasando por estas batallas, pero mientras estemos aquí nos ayudaremos los unos a los otros a soportarlas.
Nos leemos en la web.

miércoles, 24 de mayo de 2017

Huir, ¿De Cobardes o de Valientes?

“Huye también de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor”.
(2 Timoteo 2:22)


Muchas veces hemos escuchado y leído en la Biblia que debemos ser personas valientes, pero cuando leemos la palabra huye en 2 Timoteo 2:22, es casi que imposible pensar en una persona valiente. Desde siempre, huir ha sido considerado como un signo de cobardía, de temor, de evasión de responsabilidades, entre otros. Pero en nuestra vida como cristianos debemos considerar seriamente que en algunas ocasiones es mejor huir que quedarse a sufrir las consecuencias de nuestros malos actos.

Entonces, si hemos sido llamados a ser valientes y esforzados, ¿por qué en el caso de las pasiones juveniles debemos huir? Respondiendo un poco a esta pregunta, primero acotaré que nosotros, los jóvenes, nos caracterizamos por ser demasiado apasionados, con los amigos, con algún deporte, con algún pasatiempo, con las modas y tendencias, etc., pero existen otras cosas que nos pueden desviar del propósito que Dios tiene para nosotros y entre esas están las pasiones juveniles. Es por ello, que encontramos en ese versículo que debemos huir de ellas.

En la Biblia podemos encontrar que las pasiones y los deseos de la carne son comunes en el ser humano, pero son una verdadera lucha cuando somos jóvenes y esto se debe a que mientras tengamos estos cuerpos terrenales, no podremos estar a salvo de ellas (Romanos 7:18).
Las pasiones juveniles son deseos intensos y desordenados que presentan los jóvenes por inmadurez o falta de experiencia. No solo se refiere a las pasiones sexuales, sino a un conjunto de acciones que llevan a los jóvenes a separarse de Dios. Entre ellas tenemos: los chismes, las mentiras, la envidia, la avaricia, la drogadicción, la fornicación, el alcoholismo, homosexualismo, entre otros. Lo que quería decir el Apóstol Pablo en relación a las pasiones juveniles, era que el joven vive un padecimiento cuando enfrenta la tentación y los deseos de la carne, haciendo que perdamos la razón, dominándonos a tal punto, que nos hacen desviar del camino correcto.
¡Debes HUIR!

Huir significa escapar, alejarse precipitadamente de un lugar o de una persona por temor o para evitar un daño o un peligro. La Biblia no nos enseña que debemos luchar contra las pasiones juveniles, no nos dice que debemos resistirla con fe, al contrario, nos expresa claramente que debemos huir, antes de que estas nos hagan daño.
Ciertamente, hemos nacido de nuevo, ahora somos hijos Dios. Sin embargo, como lo mencioné anteriormente los deseos pecaminosos siguen en nuestra carne. No importa la cantidad de años que tengamos siendo cristianos o las muchas experiencias que hayamos tenido en Cristo, los deseos pecaminosos siguen en nuestro cuerpo, es por ello que, si queremos permanecer santos sin contaminarnos debemos huir de ellos.
No permitas que estas pasiones se aniden en tu corazón, siendo indulgente con el pecado, manteniendo una actitud pasiva, permitiéndoles que contaminen tu mente. (“y que cada uno de ustedes sepa controlar su propio cuerpo, como algo sagrado y digno de respeto. Deben dominar sus malos deseos sexuales, y no portarse como los que no creen en Dios” 1 Tesalonicenses 4:4-5)

Mientras huyes sigues a Cristo

Pablo nos enseña que huyamos de algo terrible pero que siguiéramos hacia algo maravilloso. (…y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz)
Seguir significa ir por un determinado camino o dirección, y ¿quién es ese camino? Cristo y ¿cuál es la dirección? La justicia, la fe, el amor y la paz. La justicia, para que estemos bien en nuestra relación con otros; la fe, para no titubear en quien hemos creído y lo que ha dicho de nosotros; el amor, para que no halla egoísmo en nuestro corazón, un amor que sepa dar y ofrecer, un amor ilimitado que proviene de Dios, con el cual podemos amar a todos. A medida que experimentamos a Cristo como todas estas virtudes, en vez de luchar con las pasiones, tenemos a Cristo como nuestra verdadera paz interior.
 “La justicia se ejerce para con uno mismo, la fe para con Dios y el amor para con otros; la paz es el resultado de estas tres virtudes”. (Nota de pie de página de este versículo en la Versión Recobro)



¿Qué debo hacer?

Pablo culmina este versículo dándonos una forma práctica para huir de las pasiones y seguir a Cristo: “con los que de corazón puro invocan al Señor”.
La connotación con los que, significa que es con los creyentes, que al igual que tú, ellos también están escapando diariamente de las pasiones, siguiendo a Cristo e invocando al Señor con un corazón puro. Ciertamente, debe haber una relación diaria y personal con Dios, pero también es importante encontrarnos con compañeros creyentes con los que podamos orar, compartir la palabra, consagrarnos, así como también podamos aprender y enseñar sobre crecer en el Señor.

Tu solo no puedes enfrentar a satanás. No obstante, al estar “con los que” podemos ser fortalecidos y animados para que sigamos el camino que Cristo trazo para nuestras vidas, ellos nos ayudarán a huir de los deseos de la carne y a escapar de las tentaciones del mundo.

Por otra parte, queremos recordarte lo que dice 1 Corintios 15: 33 No se dejen engañar: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres» (NVI). El tipo de persona con la que pasas mayor tiempo puede influenciarte de manera positiva o negativa. Es por ello, que te invitamos nuevamente a que compartas con personas que te acerquen más a Dios y te alejen de los deseos de la carne. Nosotros también somos esos “con los que” tú puedes compartir, siempre estamos a la disposición de escucharte o leer a través de nuestras redes, las luchas o situaciones difíciles que estas atravesando.

Para finalizar, quiero regalarte Romanos 8:13 “porque si vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”. Deja que Espíritu Santo te enseñe a vivir una vida que agrada a Dios.


Nos leemos en la web.

sábado, 22 de abril de 2017

S.O.S


¿Alguna vez has sentido que estás como perdido dentro de la iglesia? ¿Esa sensación de que aunque seas líder o estés sirviendo en algún ministerio, tú mismo no te encuentras dentro de la iglesia? Aunque hayas aceptado a Cristo en tu corazón y él haya restaurado tu vida (no lo dudo), sientes que te encuentras en un laberinto que no tiene salida. Intentas agradar a Dios, servirle, honrarle, pero sigues atado al pecado que no te deja seguir adelante. Se ha vuelto un círculo vicioso donde logras escapar por un momento, pero tienes nuevas recaídas.
Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido así, y puedes preguntarte ¿cómo voy a estar perdido si ya acepté  a Cristo en mi corazón? ¿Cómo es que una y otra vez cometo los mismos errores? ¿Acaso nunca podré superar esta situación? ¿Acaso no habrá escapatoria? Es probable que te hayas hecho estas preguntas una y otra vez y muchas veces gritaste ¡BASTA! ¡YA NO LO HARÉ MÁS! Pero te queda una sensación de culpa, frustración, tristeza, con un arrepentimiento a medias, pero sin una verdadera libertad.
Pero ¿dónde radica realmente el pecado? Nace en nuestro corazón. Con el tiempo nos seduce y finalmente caemos (Santiago 1:14-15). Por lo tanto, nuestra santidad debe empezar en nuestro corazón: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23). Es hora de comenzar a hacer cambios en él, de esta manera podrás ver cómo las tentaciones son vencidas una a una.
Dios tiene un propósito contigo, él está interesado en tu corazón. Quiere que te mantengas santo, pero en una verdadera santidad, no simple apariencia porque eres cristiano u ocupas un lugar dentro de una iglesia; él quiere que tengas dominio propio en medio de las tentaciones y que te mantengas santo cuando nadie te ve. Él te invita a que guardes cada detalle, los externos e internos, tu cuerpo, mente, alma y corazón, que estén sujetos a su dominio. (I Pedro 1:15).


Estoy convencida de que todos en nuestro interior hemos tenido un grito de ¡AUXILIO! atorado entre el pecho y la garganta, pero no lo hemos gritado por temor a ser juzgados, señalados o etiquetados por nuestros pastores, líderes o mentores. Es importante que reconozcas que estás metido en un problema del cual no has podido salir, que aunque ya lo has intentado de muchas maneras con ayuno, oración, promesas que le hiciste a Dios, nada de esto dio resultado, por lo tanto, es necesario que busques ayuda. La Biblia dice “Temer al Señor: ¡eso es sabiduría! apartarse del mal: ¡eso es discernimiento!…” (Job 28:28). Todos necesitamos un líder o guía espiritual para caminar hacia Dios, una persona con quien compartas todos los detalles de tu vida, es decir, un confidente que te dará palabras de ánimo, te confrontará, corregirá y te acompañará en este proceso de recuperación.
Cada día libramos una batalla, nos enfrentamos a un nuevo gigante o quizás el mismo que nos ha atormentado durante tantos años, pero quiero decirte que en esta batalla no te encuentras solo. Te entendemos pero más que entenderte queremos ayudarte, ¿por qué? Porque necesitas a alguien que pelee hombro a hombro contigo (Gálatas 6:2), porque mejor son dos que uno, porque si uno cae, el otro lo levanta (Eclesiastés 4:9-10). Satanás quiere que te aísles, que estés solo para atormentarte con pensamientos de culpa y que en esos momentos de debilidad vuelvas a caer, él definitivamente no quiere que seas libre.
Si estás perdido, queremos mostrarte la salida. Dios es un Dios de segundas oportunidades. Busca sus brazos de amor y perdón, déjalo obrar en tu vida. Juan 8: 11 dice: "Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más". Estamos dispuestos a escuchar(o en este caso leer) esos gritos de auxilio que brotan de tu alma. Si Jesús dijo ni yo te condeno ¿por qué vamos a hacerlo nosotros? Insisto, no queremos juzgarte, todos hemos pasado por circunstancias como la tuya y por esa misma razón sabemos que necesitas ayuda.

Nos leemos en la web...

domingo, 16 de abril de 2017

¿Qué te detiene?

Realmente no sé cuáles son las circunstancias que te traen a leer las palabras de este humilde servidor, sólo sé, que si estás aquí conmigo, pues lo menos que puedo hacer entonces es contarte como nació todo esto.
Sabes muchas veces yo me encontré viendo alguna página en Internet, tratando de distraerme; eran tiempos en los que poco me interesaba acercarme a Dios o lo que tenía para mí, aun asistiendo a una determinada iglesia (Indiferentemente de la denominación) no pensaba que Dios tendría “grandes” planes conmigo, me gustaba ayudar en lo que podía sin comprometerme tanto, simplemente vivir libremente sin que me ordenaran que hacer.
Era algo más joven e imprudente, pero no era mal chico - xD - Y pues en ese caminar de mi descubrimiento en el Internet conocí la pornografía, me di cuenta que estaba a mí alcance, era gratuita, me generaba placer, y podía accesar a ella cada vez que quisiera.
Puede sonar como una tontería o parecerte una estupidez, ver pornografía es usual hoy en día y actualmente se encuentra más a la luz pública que cuando era adolescente, pero así de ligero como suena inicio un ciclo de adicción a la pornografía y consecuentemente a la masturbación que se arraigaría en mi vida por más de 10 años.
Al principio no había tanto alboroto porque todos los jóvenes de mi edad lo hacían 1 a 2 veces por semana, sin embargo con el pasar del tiempo se convirtió en algo esencial, distorsionó mi manera de ver a las mujeres y mis relaciones interpersonales, al punto que llegaba a masturbarme varias veces al día para poder concentrarme.
Ahora tu pensarás que soy un pervertido, y bueno, no te culpo - xD -, sin embargo este problema es más frecuente de lo que imaginarias, sólo que es algo difícil de confesar, créeme, lo sé. En medio de mi adicción inicie buscando ayuda a través de personas a mi alrededor, sólo que para mí un joven criado en una iglesia este no era un pecado fácil de confesar, así que limitaba eso la cantidad de personas a las cuales podía acudir sin temor a sentirme juzgado o señalado.
Ya te estoy llevando al grano, sigue que no tardaré mucho más de lo que se tarda en cargar un vídeo de Facebook jajaja - ;) - 
Con el pasar de los años me convertí en una persona adulta, y en el momento que la decisión de seguir los pasos de Jesús llamó mi puerta, me fue necesario dejar atrás todo aquello que me impedía hacer lo que le agrada a Dios. Fue entonces que decidí emprender el camino hacia la santidad, me cuesta tiempo, dedicación, y una batalla que continúa día tras día hasta el sol de hoy, pero que disfruto con cada nueva mañana de libertad, sé que Cristo restauró mi corazón y hoy disfruto mi vida al máximo.
En esta tónica cierto día entre al internet y note algo, quizás no hubiera ido tan lejos si hubiera acudido a alguien antes, alguien que me ayudara a liberarme de esta carga sin que jamás me hubiera señalado o juzgado. Fue entonces el Señor puso una idea en mi corazón, una idea que quiero que emprendamos juntos y es el porqué de todo este proyecto.
Hemos creado este espacio virtual porque creemos que todas estas dificultades que te detienen de vivir tu vida al máximo no pueden permanecer en pie, estamos dispuestos a escuchar (o en este caso a leer xD) todo aquello que tengas que decir, realmente queremos estar ahí para ti, queremos ayudar a llevar tus cargas (Gálatas 6:2-3) y establecer nuevamente puentes de Amor con Dios, en este espacio virtual la crítica no existe, no vas a ser juzgado, nadie te va a señalar, sólo queremos apoyarte en medio de tus dificultades.
Es nuestro más profundo deseo pelear cada batalla contigo, ser tu amigo/a, y darte herramientas para emprender tu camino de vuelta al propósito por el cuál estas aquí, porque créeme que lo tienes, es único y vale la pena.

En fin es lo que quería decirte, no importa de dónde seas, si eres hombre o mujer, si tus problemas son como lo fueron los míos o son totalmente diferentes, no importa lo graves que consideres que son, estamos aquí, y lo estaremos siempre que lo necesites; ya sea que nos envíes un correo, nos escribas al Facebook, Instagram, etc., o a través de cualquier otro medio, será nuestro placer saber de ti.